Suele ser el tema principal, pero en estas tierras donde pasas de la escarcha al quemao, cuesta verlas pero la natura siempre da motivos y por ello me cargo en la mochila con distintos objetivos pues nunca se sabe y empiezo con el paseo a modo de historia que reuno en un puzle, pero que bien pudo pasar ¿ o quizás nó?.
Pronto aparece Russula rubroalba con ese atractivo color rojo que te hace verla desde lejos y en este caso con traje de gala.

Pero es un espejismo fuera de las rojas acompañantes del alcornoque nada se deja ver, así que salimos a zona abierta y entre roca calcárea. Pronto aparecen distintas orquídeas y entre ellas esta Oprhys scolopax, con dos flores en buena posición, hay que pararse.

Y muy cerca se señoreaba Anacamptis coriophora

No ando mucho tiempo cuando un sonido llamativo me atrae la atención, es collalba rubia que no le gusta, no quiere o extraña mi presencia, pero posa con actitud esquiva.

El sol aprieta y a la solana ya no se aguanta y mas si tienes la terraza escasa de toldo, así que me voy para los pinos en busca de la sombra y aquí no falta siempre atento y con su canto para mi precioso el pinzón común, y se acerca y se deja pues como no hay que intentarlo.

Es curioso en el pinar la cantidad de pajarillos que fijándote se mueven, pero allí que es, echo el objetivo y aparece el inquieto, pero confiado agateador común, tronco arriba y abajo y vuelta a empezar, paciencia que en algún momento parará.......... ahora.

Ya no se ve movimiento en los alrededores y sigo andando, un golpe fuerte en una rama, es el "gordo" piquituerto que me pia con fuerza, no estará lejos su nido y aprovecho y me voy que se quede tranquilo.

Salgo del pinar y cruzo la carretera buscando una zona adehesada de encinar y sobre el asfalto veo la prueba terrible y diaria del pago que la natura hace a esas líneas grises. Quizás harían falta pasos de pitones para evitar otros atropellos, aunque esto es un decir.

Ando ya entre encinas, soberbio paisaje, de gran acúmulo de vida y diversidad y como no podía faltar el que todo lo sabe y de todo se entera va por la vaguada y me observa y le saludo "hola" Monsieur raposo.

Se echa la tarde, el día es ya largo pero también termina y empiezan a aparecer nubes, quizás por el excesivo calor pero pronto servirán, solo hay que esperar el momento.

Y el encuadre

me siento y espero a que las nubes cojan protagonismo es una intuición.

Ya solo queda esperar la puesta a ver si hubiera suerte.

Y terminó el día con rojos aunque no todos los que quería pero por el sitio que busqué no fue el mejor y dura poco por lo tanto el cambio se hará otro día.

Termino, que ya está bien, esta historia real o no pero que pudo ser y que me place después de la ausencia por motivos de traslados y mudanzas y que ya con la tranquilidad reconforta comentar con vosotros.
Un fuerte abrazo